martes, 9 de septiembre de 2014

La flor de Mburucuyá. autor Fernán Silva Valdés.

                    
                     Me llaman la pasionaria
                     por los símbolos que invisto;
                     Soy la corona de espinas
                     que  le pusieron a Cristo.

                     En mi se ve la columna
                     donde Jesús fue azotado,
                     y los tres clavos que hirieron
                     sus pies y sus dulces manos.

                     Muestro así mismo las cuerdas
                     con que lo ataron, y luego
                     enseño las cinco llagas
                     más que de sangre, de fuego.

                     Tengo el color de su carne
                     castigada, azul, violeta;
                     yo soy la simbología
                     del Redentor, más perfecta.

                     Mi fruto es anaranjado,
                     liso, ovalado, dulzón;
                     me parten y luzco adentro
                     granitos de corazón.

                     Todo esto me rodea
                     de un misterio singular;
                     me miran, y soy belleza;
                     me piensan, y hago rezar.

                     Dicen que somos doscientas
                     variedades diferentes,
                     todas igual conformadas
                     para las sienes y frentes.

                     Por eso el pueblo nos ama,
                     nos lleva en su admiración
                     y nos puso por buen nombre
                     el de flor de la pasión.

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Fernán Silva Valdés. Datos biográficos.


Nacido en Montevideo el 15 de octubre 1887 y fallecido en la misma ciudad el 9 de enero de 1975, Fernán Silva Valdés ha sido el poeta uruguayo más representativo de la corriente denominada  "nativismo". Sus libros de poemas más importantes, fueron los titulados "Agua del tiempo" (1921), "Poemas nativos"(1925), "Intemperie"(1930), "Romances chúcaros"(1933 y "Romancero del Sur"(1938).
Según su propia referencia, a los 14 años ya escribía versos. Criado en el campo-en Sarandí del Yí, Departamento de Durazno- relató que el "Martín Fierro" y el "Fausto" eran libros que llevaba en el recado de su caballo; y que ya mayor lo atraían vivamente las actividades del campo, en las estancias, donde se sentía inmerso en su medio natural.Silva Valdés inició su producción literaria en el año 1913, publicando un pequeño libro de poemas que tituló "Anforas de Barro"; el cual fue seguido en 1917 con "Humo de Incienso". Ambos respondían al estilo todavía predominante del modernismo.
Habiéndose radicado temporalmente en París- como muchos jóvenes rioplatenses de buena posición de esa época- Silva Valdés participaba del estilo de vida habitual de quienes transcurrían su dorada juventud en la Ciudad Luz, y en los cìrculos de quienes aspiraban a convertirse en intelectuales y artistas destacados.
Por esa época, Silva Valdés fue presa de una gran alteración de su equilibrio psíquico,que se atribuyen a un importante choque emocional a la vez amoroso y literario, y que lo llevó a ser recluido en una clínica psiquiátrica presa de una importante depresión. Retornado al Uruguay - y también repitiendo el curso de vida de otros jóvenes rioplatenses de su tiempo - dejó en París a su amante juvenil; y aquí contrajo matrimonio y se insertó en sus mejores tradiciones familiares. Asimismo, experimentó un cambio radical en su produccion literaria.
 En un poema titulado "Motivo de vidalita" - adecuado para ser entonado con el acompañamiento de guitarra ejecutando ese motivo musical campero típicameente uruguayo - expuso su anterior actitud poética, describiéndose como " un poeta pálido y marchito", amante de " mujeres rubias", y sosteniendo que "Manchado de orgía" alto y decadente, yo me desteñía como un sol poniente".
Silva Valdés produjo a partir de 1921 un tipo de poesía alusiva a los motivos tradicionales gauchescos, pero sin incurrir en un persistente y exagerado empleo del lenguaje gauchesco. Su poesía se distingue así de la típica poesía gauchesca, en que es un gaucho mismo quien la expresa o se hacen relatos directamente descriptivos de las actividades propias de los gauchos.Como indudable emanación de su pasado literario modernista, su poesía, a pesar de su indudable tonalidad y temática nativa, se presenta como la obra de un hombre culto y refinado; y no como la expresión del rudo hombre de campo casi siempre analfabeto, que expone lo más primario de sus sentimientos.
Otras obras destacables de Fenán Siva Valdés son sus "romances" - "Romancero del Sur" y "Romances chúcaros" - en que en forma similar a como los antiguos relatos versificados del romancero castellano contaban la vida  y azañas de antiguos caballeros y cruzados, relata circunstancias de la vida criolla y presenta la estampa de sus caudillos. Asimismo, Silva Valdés ha frecuentado en su obra poética temas de origen urbano, aunque siempre predominen los de estirpe campera. Pero se trata de una presentación de imágenes urbanas propias del lugar y la época, en que aparecen elementos típicamente rioplatenses como marco de los temas y tipos humanos de que trata.
En su libro "Agua del tiempo" aparecen poemas que presentan motivos arrabaleros como "El Tango", "La Giradora", "La Cicatriz" y "Cabaret Criollo". Silva Valdés incursionó repetidas veces en la composición de letras de tangos y otras formas musicales rioplatenses; utilizando en algunas oportunidades el seudónimo de Juan Corrales. En 1928 alcanzó conocimiento público como letrista, con la canción "Margarita Punzó", musicalizada por Gerardo Matos Rodriguez (el autor de "La Cumparsita"), que fuera grabada en disco por el entonces afamado dúo Magaldi-Noda. Su producción de letras para la música popular rioplatense fue intensa. Luego de "Margarita Punzó" escribió la letra de un "vals criollo" llamado "Nido deshecho", cuya música es de Guillermo Barbieri;  la "cifra" "Querencia" con Américo Chiriff; el tango "Adiós Argentina" con música de Gerardo Matos Rodriguez, grabado por Ernesto Famá; la célebre milonga "En Blanco y Negro" con música de Néstor Feria; y "Ponchito de Vicuña" con José Razzano.Pero, sin lugar a dudas, sus obras más exitosas en este campo fueron "Agua Florida" escrita en 1928 con música de Ramón Collazo y que alcanzara gran éxito en la versión cantada por el uruguayo Alberto Vila. Y el especialmente célebre "Clavel del Aire de 1929, con música de Juan de Dios Filiberto, estrenado por la destacada cantante Tania en el Teatro Argentino de Buenos Aires en 1929, y que alcanzara enorme popularidad y difusión, especialmente por la grabación  efectuada el 19 de setiembre de 1930 por Carlos Gardel, que también había grabado "Querencia".
Su intensa actividad y gran prestigio como autor musical uruguayo, llevó a Silva Valdés a participar muy frecuentemente en la dirección de la Asociación General de Autores del Uruguay, entidad administradora de los derechos de autor, de la cual fue varias veces Presidente.
En el teatro, su actividad autoral también fue importante. Ya en 1936 fue estrenado en el Teatro Colón de Buenos Aires su ballet "Mburucuyá", con música del también uruguayo Eduardo Fabini. En 1952, la Comedia Nacional estrenó en el Teatro Solís de Montevideo su "leyenda gaucha" "Santos Vega"; a la que siguieron "Barrio Palermo", "Por la Gracia de Dios", "Pulgarcito", "El Testigo", "Los Hombres Verdes", "Vida de dos Cuchillos".También escribió varias obras para niños, en 1930 "Poesías y leyendas para niños"; !Ronda catonga" en 1941 y "Corralito" en 1944.

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