Dejadme recordar, y en ese limbo
en que agitan sus alas los amores,
y suspiran insólitos rumores,
que el alma sabe traducir no mas,
las palmas donde duermen los recuerdos
abaniquen mi frente soporosa,
que, al beso de su brisa mentirosa
en un seno de amor se dormirá.
¡Qué dulce realidad la del recuerdo,
vaga ilusión que a otra ilusión imita!
No entiendo el corazón cuando palpita,
mecido por su aliento celestial.
¡Y me habla tanto en su lenguaje mudo!
¿Cuando lo entenderé?... Cuando la vida,
en mundo de recuerdos convertida,
de mentiras engendre una verdad!
viernes, 2 de mayo de 2008
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